El RONCAL, MAUSOLEO a JULIÁN GAYARRE


Sebastián Julián Gayarre Garjón, nació en el Roncal, en 1844. Hijo de una modesta familia, comenzó a trabajar desde muy temprana edad como pastor. Se traslada a Pamplona y trabaja de dependiente, más tarde en el taller del herrero Pinaqui . Gayarre, entra en contacto con el mundo del solfeo en el recién creado Orfeón Pamplonés (1865) que dirigía Joaquín Maya, quien lo admitió como primer tenor, al escuchar la voz del joven Gayarre.

El modesto pastor se convirtió en tenor alcanzado gran fama internacionalmente y ha pasado a la historia como uno de los mejores tenores que ha habido en el mundo de la ópera. Durante su carrera recorrió los mejores escenarios de Europa y América. Triunfó en Bolonia, Roma, en la Ópera de San Petersburgo (donde cantó por primera vez su ópera predilecta, La favorita), Moscú, Viena... Su consagración definitiva llegó el 2 de enero de 1876, en La Scala de Milán con La favorita, obra que le colocó como primer tenor del mundo. Sus actuaciones en Londres, Buenos Aires, Austria, Alemania, el Teatro Real de Madrid, Sevilla, Liceo de Barcelona, Nápoles, la Ópera de París... le valieron el sobrenombre de «senza rivali, le Roi du chant».


Exposición Universal de Barcelona de 1888, el célebre tenor Gayarre canta en el Gran Teatro del Liceo la obra La Africana. Asisten a la función de gala, Oscar II, rey de Suecia y Noruega. Le acompañaba la Reina Regente con su hijo el príncipe Alfonso y las infantas Teresa y Mercedes. La última función regia fue en el Teatro Lírico, pues María Cristina había manifestado sus deseos de oír a Gayarre en Los Puritanos. Al día siguiente la reina le llamó para felicitarle y agradecerle haber accedido a sus deseos entregándole, como recuerdo, unos preciosos gemelos con brillantes y rubíes, rematados por una corona real de oro, con las iniciales M. C.

La noche del 8 de abril de 1889 en el Teatro Real de Madrid su voz se quebró de repente al dar un sí natural. Eran tiempos de angustia por una aguda epidemia del llamado "dengue", una gripe que causó muchas pérdidas humanas. Julián Gayarre fallecería en su domicilio cercano al Teatro Real el 2 de enero de 1890. Su cuerpo fue vestido de frac y colocado en tres cajas, de la que la exterior era una verdadera obra de arte; el féretro se puso encima de una magnífica carroza. La Plaza de Oriente de Madrid apareció repleta de público custodiando la puerta de la casa donde falleció el cantante. Luego, el paso del cortejo fúnebre, por la calle Mayor y la Puerta del Sol, intransitables por la afluencia de gente y donde, bajo una intensa nevada, llegó el delirio tras el grito espontáneo de «¡¡Viva Gayarre!!». Al finalizar el cortejo fúnebre, el féretro se depositó en el furgón que había de conducirle a Pamplona y de este punto al pueblo del Roncal.

Antes de su embalsamamiento, los doctores le extrajeron la laringe y los sobrinos de Gayarre se la regalaron al doctor Cortezo. Este la donó posteriormente al Museo Teatral que entonces creaba Luis París en el Teatro Real de Madrid. Felizmente, éste la recuperó antes de los avatares de la guerra civil de 1936, conservándola hasta su muerte. Su hijo la donó a la Diputación Foral de Navarra en 1950, y esta la cedió en 1993 a la ya constituida Fundación Gayarre, quedando desde entonces expuesta en la Casa-Museo de Roncal. (1)

Cita el escritor e historiador Hernández Girbal en su libro “Julián Gayarre: una vida triunfal”, en 1970, que “en aquella época del estudio científico del canto y del desarrollo de la Laringología, no fue de extrañar que la laringe de Julián Gayarre (1844-1890) fuera objeto de curiosidad científica y que se procediera a su extirpación en el momento del embalsamamiento, tratando de descubrir en este órgano algo que pudiera explicar sus matices de fonación que le habían convertido, durante muchos años, en la estrella predilecta del mundo de la ópera y para intentar averiguar la causa de su fallecimiento repentino” (atribuido en un primer momento a una infección vírica, pero que actualmente se cree que fue debido a la tuberculosis con probable afectación laríngea).




El amor que sintió hacia su villa natal le llevó a financiar la construcción de las escuelas, así como del frontón. La pasión del gran tenor por su pueblo era conocida. Allí es donde descansa su cuerpo embalsamado bajo un mausoleo dedicado a Julián Gayarre esculpido por Mariano Benlliure.


En el año 1900 el   monumento funerario de Benlliure  obtuvo la Medalla de Honor de Escultura en la Exposición Universal de París. La Reina Regente María Cristina quiso evitar que la que se consideraba la mejor obra del escultor Mariano Benlliure acabase en el cementerio de Roncal y mostró interés para que fuera colocada en la plaza de Isabel II de Madrid, pero la voluntad de la familia de Julián Gayarre se impuso, y finalmente el año 1901 el mausoleo fue colocado en el lugar para el que había sido creado, cubriendo la cripta subterránea en la que descansan los restos del tenor navarro.


El cementerio se encuentra a menos de un kilómetro del centro urbano. La obra se ubica sobre una base de lajas rectangulares y cuatro gradas de mármol gris. Sobre estas, se apoya la urna de mármol blanco de Carrara, emergiendo de una plancha metálica que sujeta todo el grupo, las figuras de las musas que representan la Armonía y la Melodía que izan en sus manos un ataúd de bronce.


El mausoleo ha sufrido algunos robos y actos vandálicos, entre ellos el  robo de un bucráneo  dejando parte de la ornamentación incopleta, por esa razón ha llevado a los responsables de su cuidado a tomar la decisión de cerrar el recinto del cementerio. Sin embargo, no os desaniméis, la reja que rodea el pequeño recinto funerario no impide ver la excepcional obra desde el exterior.


Las esquinas del cofre las ocupan cuatro niños tallados en alto relieve y en los laterales grabados en bajorrelieve  varios niños con sus boquitas abiertas, que parecen cantar, sostienen los nombres de algunas de las obras que el tenor representó


La musa de la música, se encuentra recostada y apoya su cabeza sobre la urna de mármol y,  una guirnalda metálica formada con flores y bucráneos rodea todo el monumento.




La Armonía y la Melodía, vestidas con volátiles y sedosas túnicas, elevan con sus manos un ataúd de bronce, sobre el mismo, la escultura de la Fama simbolizada como un ángel con las alas desplegadas, se inclina apoyando la cabeza cerca del féretro intentando escuchar la voz del tenor. 



Para los investigadores, apasionados del arte, la historia y la cultura en general os recomiendo visitar la Casa-Museo. Allí os aportaran toda la ayuda y la información necesaria. Además, La Fundación Julián Gayarre dispone de una página web muy completa con los distintos medios de contacto.


Por último quiero agradecer a Marta Zazu, encargada de la Casa Museo Julián Gayarre, su atención y buena disposición, que ha sido fundamental para facilitar la elaboración de este artículo.

1. La laringe de Gayarre